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2019-08-27 | Equipo de redacción La mascota que viste
Resumen: Muchos son los mitos sobre la convivencia entre perros y gatos. Hoy te contamos cómo es posible que ambos se lleven y bien y puedas disfrutar de la compañía de tus peludos.
Los gatos por lo general son distantes y se asustan fácilmente, mientras que los perros son sociales y territoriales, sin embargo, son dos animales que definitivamente quieres tener en tu casa. Cada uno tiene sus rasgos distintivos que los convierten en las mascotas más deseadas y, por lo tanto, más comunes.
Existen diferentes creencias acerca de la relación que puede existir entre los perros y los gatos, debates acerca de cuál de ellos es más inteligente o mejor como mascota y afirmaciones que los definen como enemigos naturales. Hay personas que prefieren más uno que otro y los defienden a toda costa, pero también sabemos que hay personas como tú que aman a las dos especies por igual y quieren convivir con ellos en el mismo hogar.
Que los gatos y los perros sean tan diferentes no significa que no puedan compartir el mismo espacio, solo necesitarán de tu ayuda. La clave para que puedas disfrutar de su compañía es tener siempre en mente que “si los gatos y los perros se crían juntos en un ambiente positivo, amoroso y alentador serán amigos, o al menos, se tolerarán mutuamente” como dice Jackson Galaxy, adiestrador de gatos y presentador del programa de Animal Planet, Mi Gato Endemoniado.
Entonces... ¿es mito o realidad que estas dos especies pueden convivir en armonía? Sin duda puede ser una realidad que tienes que ayudar a crear.
Con estos consejos lograrás que la convivencia entre tus perros y gatos sea saludable, los beneficie a ellos y a ti y que les puedas entregar el mejor bienestar y amor:
La reunión inicial prepara el escenario para las futuras consideraciones en la relación e interacción perros y gatos. Los dos se comunican con el lenguaje corporal y, debido a que hablan de manera diferente, las malas interpretaciones pueden comenzar la relación con el pie izquierdo.
Es una creencia popular que las razas influyen en la forma en la que interactúan los perros y los gatos, sin embargo, esto es un mito. Lo que realmente influye en la relación es el tipo de personalidad de cada mascota y el nivel de energía que muestra cada uno. Por ejemplo, un perro agresivo y territorial no encajará bien en un hogar con un gato asustadizo.
Lo ideal es que haya una conexión de personalidad, pero si no sucede debes tener un plan de respaldo que te permita manejar la situación o, en el peor de los casos, mantenerlos separados a largo plazo.
Los gatos necesitan un espacio que sea solo de ellos, “un territorio protegido”, que debería estar fuera del alcance del perro, así como también lugares seguros en toda la casa. De esta forma, el gato podrá moverse con confianza por el espacio compartido con el perro sin generar problemas territoriales.
Como los gatos son escaladores naturales, puedes aprovechar el espacio vertical de tu hogar, comprando árboles altos para gatos, instalando estantes o colocando una cama para gatos encima de una estantería. Esto le permite a tu gato observar al perro desde una distancia segura o cruzar una habitación sin tocar el piso.
Asimismo, el perro debería mantenerse alejado de la caja de arena, porque este debe ser un lugar seguro tanto para el gato al hacer sus necesidades, como para el perro, que no se coma las heces del felino.
Un perro entrenado reacciona bien ante las diferentes situaciones, por eso si tu perro sabe cómo comportarse ante una orden y controlar sus impulsos es más probable que tengas éxito al presentar a las dos mascotas. Aun así, lo más recomendable es que lo lleves con correa durante la primera reunión.
Es muy importante que tu perro libere toda su energía con el ejercicio, alejado del gato, para que pueda ralentizar su cerebro y controlarse cuando esté cerca al felino. Estimularlo con juguetes, actividades de pastoreo o señuelos y entrenamientos con trucos de alta intensidad en las sesiones de ejercicio.
Se trata de que realmente queme toda esa energía –en especial si es un perro grande–, no que solo dé una aburrida y corta caminata. Los paseadores caninos son una excelente opción cuando no tienes el tiempo de hacerlo tú mismo.
Es una idea inteligente dejar que los gatos y los perros huelan la cama y los juguetes del otro antes de una presentación cara a cara; de esta manera, pueden satisfacer su curiosidad y evitar posibles batallas territoriales.
Socializar a estos animales a una edad temprana puede ser más fácil que presentarlos como adultos: los cachorros son fácilmente entrenables porque absorben nueva información y situaciones como esponjas; además son menos seguros y más pequeños en esta etapa de la vida, lo que le permite al gato asumir su posición legítima en la jerarquía.
Sin embargo, mantente atento para asegurarte de que todo salga bien, especialmente cuando tu perro llega a su etapa de adolescencia antes de convertirse en un perro adulto.
Ahora que ya sabes que cómo hacer que un perro y un gato convivan en armonía y diversión, lograrás con un poco de experiencia, paciencia y entrenamiento oportuno, que puedan llegar convertirse en hermanos leales, apoyando y defendiendo a todos los miembros de la familia hasta la vejez.
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